Al hablar de exclusión social no solo
nos referimos a los aspectos económicos que la delimitan y que surge
rápidamente en nuestra mente con el término de pobreza. Hoy en día y tras los profundos cambios sociales
que la crisis y la globalización están llevando a cabo en nuestras sociedades
surgen nuevas estructuras de marginalidad que no están ligadas exclusivamente
al factor económico. Por ello debemos actualizar el concepto de “exclusión
Social” y focalizar nuestra mirada a nuevas realidades como el déficit en el
acceso a la vivienda, bajas condiciones de salud, pobres o nulas redes sociales
y familiares, precariedad laboral, baja formación, etc. Esta nueva mirada nos
acerca a nuevos desequilibrios que ponen en jaque y son una amenaza a nuestro
sistema de bienestar.
Estos nuevos desequilibrios nos hacen más vulnerables y deterioran nuestros más básicos derechos y libertades. Me refiero también a la sobrecarga doméstica y familiar, al desempleo de larga duración entre otros y lo más significativo es que muchos grupos de personas se ven afectados de manera aleatoria e individualizada si bien se van añadiendo nuevos colectivos bien definidos y abocados a la marginación social como las personas con discapacidad (diversidad funcional) física o psíquica, los jóvenes ante un mercado laboral que no ofrece oportunidades y por lo tanto te dificulta aún más la integración, unas condiciones laborales que no te permiten llegar a fin de mes y menos una vida digna, de futuro, sino muy al contrario, deficitaria. Ante este profundo cambio en la manera de mirar la realidad desde la periferia surgen nuevas realidades, nuevos problemas sociales, marginación y sin embargo intentamos solucionarlos con viejas respuestas.
Estos nuevos desequilibrios nos hacen más vulnerables y deterioran nuestros más básicos derechos y libertades. Me refiero también a la sobrecarga doméstica y familiar, al desempleo de larga duración entre otros y lo más significativo es que muchos grupos de personas se ven afectados de manera aleatoria e individualizada si bien se van añadiendo nuevos colectivos bien definidos y abocados a la marginación social como las personas con discapacidad (diversidad funcional) física o psíquica, los jóvenes ante un mercado laboral que no ofrece oportunidades y por lo tanto te dificulta aún más la integración, unas condiciones laborales que no te permiten llegar a fin de mes y menos una vida digna, de futuro, sino muy al contrario, deficitaria. Ante este profundo cambio en la manera de mirar la realidad desde la periferia surgen nuevas realidades, nuevos problemas sociales, marginación y sin embargo intentamos solucionarlos con viejas respuestas.
A nivel económico la exclusión está
configurada por la pobreza como siempre se ha tenido en cuenta pero a esto deberíamos
añadir las personas o grupos que pasan dificultades económicas aun teniendo un
trabajo, las personas dependientes de prestaciones sociales y las que no tienen
ninguna protección social. A nivel laboral, el desempleo es la mayor amenaza a
la integración pero también la baja empleabilidad ya sea por carecer de
cualificación laboral o formación y por último la precariedad en el empleo. En
cuanto a la formación un factor de exclusión social seria el bajo nivel formativo,
el fracaso escolar, el abandono escolar, etc. En el ámbito sociosanitario nos
encontramos cada vez con mas personas que tienen denegado el acceso a la
sanidad básica, las adicciones y enfermedades derivadas de estas, el trastorno
mental, discapacidades (diversidad funcional) u otras enfermedades crónicas que
provocan dependencia. En cuanto a la Red Formal no encontramos con personas que
tienen muy deteriorados los lazos familiares o escasas y débiles relaciones
familiares (monoparental), escasas o muy débiles redes sociales de amigos,
compañeros, etc. Finalmente la estigmatización social también aísla y excluye a
muchas personas de una sociedad que equivocadamente la utiliza como mecanismo
de defensa. También el derecho a tener
residencia propia es una variable de exclusión, la precariedad en el acceso
incluso residir en una vivienda en malas condiciones.
Para finalizar la exclusión también abarca a las personas o grupos que no tiene acceso a la ciudadanía o un acceso restringido, la privación de derechos por procesos penales y la no participación política y social. Frente a estos procesos de exclusión y marginación social, el apoyo de las redes sociales es fundamental para la integración social. Las redes sociales pueden ser definidas como el sistema social en el que los individuos encuentran protección y apoyo para la satisfacción de sus necesidades (Montero 2003). Para que se pueda dar es necesario el establecimiento de relaciones basadas en la confianza y reciprocidad entre las personas y el primer recurso que tenemos para construir esta red son la familia y las amistades. La red se caracteriza por lo tanto en crear espacios compartidos que genera apoyo afectivo, moral, económico y social. Pero esta red debe estar presente también en el plano político, de las administraciones públicas y en los planes económico, laboral y social.
Ofrecer oportunidades para salir de la exclusión deben ser el centro de todas las políticas y planes de acción. El primer paso es aceptar la exclusión tal y como se nos aparece, y no enmascararla bajo el término “riesgo de exclusión social” que es el término que actualmente solo se admite. Ejemplos de “Redes de Apoyo Social” para luchar contra la exclusión social van apareciendo cada vez con más fuerza y nos ilumina el camino a seguir en todas las políticas públicas y privadas. Como ejemplos: el empleo con apoyo en la inserción laboral de personas con discapacidad, los Centros Especiales de Empleo, las empresas de inserción, la intermediación bancaria; el trabajo que desde las onges y otras entidades de carácter social están llevando a cabo con colectivos en exclusión social, caritas, cruz roja, obra social la Caixa y un largo etc., cuya base se centra en crear estas redes sociales de apoyo social, económico, psicológico, etc.
Para finalizar la exclusión también abarca a las personas o grupos que no tiene acceso a la ciudadanía o un acceso restringido, la privación de derechos por procesos penales y la no participación política y social. Frente a estos procesos de exclusión y marginación social, el apoyo de las redes sociales es fundamental para la integración social. Las redes sociales pueden ser definidas como el sistema social en el que los individuos encuentran protección y apoyo para la satisfacción de sus necesidades (Montero 2003). Para que se pueda dar es necesario el establecimiento de relaciones basadas en la confianza y reciprocidad entre las personas y el primer recurso que tenemos para construir esta red son la familia y las amistades. La red se caracteriza por lo tanto en crear espacios compartidos que genera apoyo afectivo, moral, económico y social. Pero esta red debe estar presente también en el plano político, de las administraciones públicas y en los planes económico, laboral y social.
Ofrecer oportunidades para salir de la exclusión deben ser el centro de todas las políticas y planes de acción. El primer paso es aceptar la exclusión tal y como se nos aparece, y no enmascararla bajo el término “riesgo de exclusión social” que es el término que actualmente solo se admite. Ejemplos de “Redes de Apoyo Social” para luchar contra la exclusión social van apareciendo cada vez con más fuerza y nos ilumina el camino a seguir en todas las políticas públicas y privadas. Como ejemplos: el empleo con apoyo en la inserción laboral de personas con discapacidad, los Centros Especiales de Empleo, las empresas de inserción, la intermediación bancaria; el trabajo que desde las onges y otras entidades de carácter social están llevando a cabo con colectivos en exclusión social, caritas, cruz roja, obra social la Caixa y un largo etc., cuya base se centra en crear estas redes sociales de apoyo social, económico, psicológico, etc.